De la fisión nuclear... -

                                   - De la fisión nuclear, a la rendición de Japón -

En 1934, el físico italiano Enrico Fermi, y posteriormente, en 1938, los químicos alemanes Otto Hahn y Fritz Wilhelm, estudiando los resultados del bombardeo del uranio con neutrones, comprobaron que se provocaba así la fragmentación de los átomos de uranio, produciéndose una reacción en cadena con la liberación de un tremendo potencial de energía, estudios confirmados por la judía Lisa Meitner. Se había descubierto, la fisión del átomo. La energía que libera un átomo del isótopo del uranio, el U-235, es alrededor de ¡7 millones de veces! la energía que libera la explosión de una molécula de TNT o trinitrotolueno; o dicho en otros términos, la energía que produce 1 gramo de uranio-235, equivale a la energía que produciría la explosión de ¡30 toneladas de TNT!.

El 3 de Sep. de 1941, y en respuesta a la invasión de Polonia, acaecida dos días antes por parte de las tropas hitlerianas, Francia y el Reino Unido, declaran la guerra a Alemania: es el comienzo de la Segunda Guerra Mundial ( a la que más tarde se uniría la URSS).

EE.UU. supo en 1939, que la Alemania de Hitler, había descubierto también la fisión nuclear, con lo que ello suponía de amenaza para el planeta. De manera que, con el apoyo del renombrado genio Albert Einstein, los científicos alertaron al presidente Roosvelt, quien autorizó y financió el ambicioso y complejo proyecto, al que se otorgó máxima prioridad y en el que se invertirían la friolera de 2.000 millones de dólares. Y así, fascinados por este descubrimiento y por ese tremendo potencial energético y sus posibles aplicaciones bélicas e industriales, y acuciados sobre todo por la amenaza nazi, se inicia en 1944 , en Los Álamos (Nuevo México, EE.UU.) y en el más absoluto secretismo, una profunda investigación en la que trabajan unos 2.000 científicos de diversos países –Italia, Hungría, Alemania…- dirigidos y supervisados por el prestigioso físico Julius R. Oppenheimer (1904-1967, de origen judeo-alemán), con el objetivo de llegar a construir ‘el arma del día del juicio final’. Es lo que se denomina ‘Operación Manhattan’.

Tras diversos estudios, proyectos y experimentos, se llega a la creación de un potentísimo artefacto: la llamada ‘bomba atómica’ (o bomba de fisión nuclear de uranio): de la cual, se fabrican tres ejemplares. A modo de prueba, y con la firme idea de utilizarla en la guerra, el 16 de Julio de 1945, se hace estallar el más pequeño de ellos, bautizado como ‘Fat Man’ en un lugar del desierto de Nuevo México, a unos 90 kms. de la base aérea de Alamogordo, el lugar habitado más cercano. Detonada a distancia por control remoto –por el propio Oppenheimer, situado a unos 9 kms. del epicentro experimental-, la imponente explosión, el ‘rugido’ de esta, formó una inmensa bola de fuego y una columna de humo en forma de hongo, de 11 kms. de altura. El ‘Proyecto Manhattan’, había culminado con éxito. (Como anécdota, reseñar que muchos felicitaron a Oppenheimer –al que la historia considera ‘el padre de la bomba atómica’- por el indudable éxito; pero este, diría después: ‘recordé aquel poema épico de la India: ‘Bhagavad Gita, ’‘Me volví Muerte. El destructor de mundos’.

El 7 de Dic. de 1941, y sin previa declaración de guerra, la Aviación Imperial Japonesa, al mando directo del vicealmirante Chuichi Nagumo, había bombardeado la base naval estadounidense de Pearl Harbour (isla Oahu, Hawai, en el Pacífico oriental). El sorpresivo y tremendo ataque, hecho con una fuerza aérea potentísima, tuvo las siguientes consecuencias: 13 buques de guerra destruidos –menos mal, que la base no estaba al 100% de sus navíos-, 188 aeronaves inutilizadas y 2.468 muertos (la mayoría de ellos militares). Como consecuencia a esta brutal e injustificada agresión nipona, EE.UU., de inmediato, declaró la guerra a Japón; y tres días después, Alemania hizo lo propio con EE.UU. Aumentaban así los países beligerantes en esta Segunda Guerra Mundial; dándose ahora –por parte de EE.UU.- aún mayor prioridad y urgencia al ‘Proyecto Manhattan’.

En el frente europeo, habiendo sido invadida Francia por el ejército alemán, el 6 de Junio de 1944, los aliados habían contraatacado, desembarcando en Normandía (Francia), con una muy importante fuerza aérea, naval y terrestre; y el 15 de Agosto, abren un segundo frente en la Provenza (sur de Francia). Los nazis, muy desgastados por la ofensiva de los aliados y ya a la desesperada, intentaron –sin éxito- una contraofensiva en la llamada ‘Batalla de las Ardenas’. Pero ya destrozada la ‘Wertmatch’ y muy debilitadas las tropas germanas, se acelera la ‘debacle’ del hasta hace poco poderosísimo y casi invencible ejército alemán. Y los aliados, sin apenas resistencia, avanzan hacia Berlín. El 7 de Mayo de 1945, la Alemania del orgulloso ’führer’ y de los nazis, capitula (El mismo ‘führer’, Adolf Hitler, junto con su mujer Eva Braum, se suicidaría en un bunker en el centro de Berlín). La guerra en Europa había terminado, y ya no habría ocasión de utilizar la bomba contra Alemania. Ya solo quedaba abierto el frente del Pacífico; y lógicamente, los ojos se volvieron hacia la agresora nación nipona.

En Nov. del 44, habían comenzado ya los bombardeos sobre Japón. Se calcula que, en unos pocos meses, una flota de unos 500 bombarderos B-29, descargaron unas 4.000 toneladas de bombas. Mas tarde, ante la prácticamente inexistente ya defensa antiaérea japonesa, son posibles los vuelos a baja altura, yendo los B-29 desprovistos de cañones y ametralladoras para aligerar peso y poder así cargar más bombas. Y el 10 de Marzo de 1945, 334 bombarderos cubren el cielo de Tokio; y en solo tres horas, dejan caer unas 8.250 bombas de 250 kgr. cada una, tipo ‘napalm’ (menos rompedoras, pero mucho más incendiarias y destructivas), ocasionando estragos en la capital nipona: el fuego arrasó 267.170 viviendas (más del 50 % de la ciudad), con imponentes incendios y alcanzándose temperaturas de hasta 700º C, que produjeron la muerte de unas 120.000 personas. ‘La ciudad –comentaría luego un piloto-, parecía una inmensa antorcha’. Los bombardeos continuarían aún durante meses, con el resultado de medio millón de víctimas mortales, 21 millones de personas sin hogar y unas 70 ciudades devastadas, además de la flota mercante japonesa destruida en un 85%. Japón, lógicamente, pensaba ya en una rendición negociada.

Así, a principios de 1945, el ministro nipón S. Togo, da instrucciones a su embajador en Moscú (la URRS, era la única nación de los aliados que no estaba en guerra con Japón), para que mediara con EE.UU. una rendición pactada. Pero la orden, en clave, es interceptada y descifrada por los servicios de inteligencia de los EE.UU., y no llegaría a su destino. En Junio de 1945, el Emperador Hiroito, envía a Moscú a un alto representante suyo (concretamente, un príncipe) con un mensaje personal a Stalin, expresándole sus deseos de poner fin a la guerra lo antes posible, y solicitando la intermediación del propio jefe del Kremlin ante EE.UU. No es seguro que Stalin recibiera al emisario japonés; pero sí es seguro que, desoyendo la petición, no contestó a Hiroito.

En plena cumbre de Potsdam (en el Palacio ‘Cecilienhof, en las cercanías de Berlín), del 12 de Julio al 2 de Agosto de 1945, reunidos allí los tres máximos mandatarios del ‘eje’ – Clement Atlee (Reino Unido), Harry S. Truman (EE.UU) y Iosif Stalin (URSS)-, se acuerda exigir a Japón una rendición incondicional. Pero habiendo ya recibido Truman –el 7 de Julio- la noticia desde Los Alamos: ‘Baby satisfactorily born’ (por el ‘nacimiento’ efectivo de la bomba), y habiendo expresado Churchill (con anterioridad, antes de perder las elecciones), su visto bueno a Truman (el 12 de Abril de 1945, había fallecido Franklin D. Roosvelt y le había sucedido este) para la utilización de la bomba atómica en la guerra, sin esperar a la conclusión de Potsdam ni a sus resoluciones y sin que el Emperador Hiroito hubiese podido saber nada de todo ello, y también sin respuesta de Stalin al embajador nipón, ni la contestación del mismo Stalin a su petición de una paz condicionada, Truman decide lanzar la primera bomba atómica de la historia.

La gran tragedia, es ya inevitable. Y así, en aquel soleadito 6 de Agosto de 1945, hacia las 8’14, hora local japonesa, hora en la que los niños se dirigían a sus escuelas y en la que los ejecutivos, las amas de casa, los trabajadores, etc. comenzaban su tarea, el bombardero B-29 denominado ‘Enola Gay’, sobrevolando la ciudad de Hiroshima, soltó su única y terrible carga: la ‘Little Boy’… E instantes después, ‘un brillo cegador encendió el cielo y provocó fuertes vientos…’; una inmensa bola de fuego de 400 metros de diámetro y con forma de hongo y una nube de denso humo negro que se elevó 20 kms., produjeron temperaturas de hasta 3.000º C, e hicieron desaparecer unos 60.000 edificios –la mitad de los que tenía Hiroshima-, dejando -¡qué horror!- instantánea y literalmente convertidos en carbón a miles de seres humanos. Se calcula que, en la horrenda vorágine, murieron en los primeros minutos unas 200.000 personas; y muchos miles más, quedaron afectados por la inusitada y tremenda radiactividad, falleciendo de cánceres y malformaciones en los siguientes años. Había sido un secreto absoluto, conocido solo por un reducido grupo de personas; pero ahora, ya todos conocían lo que había supuesto el ‘Proyecto Manhattan’, Y, sobre todo, conocían los terroríficos resultados de esta bomba asesina: ‘el arma del día del juicio final’. Y el mundo entero, horrorizado por esta increíble y terrorífica masacre, quedó absolutamente consternado, sumido en un profundo pavor y tristeza.

Pero, ‘el destructor de mundos’, no había concluido su tarea de muerte. Y así, solo 3 días después, otra ciudad japonesa Nagasaki –entre las que habían sido elegidas o ‘reservadas’ para la bomba atómica: Hiroshima, la propia Nagasaki, Kokura y Niigata-, iba a ser igualmente masacrada; esta vez, utilizando una bomba de plutonio, gemela a la ‘Fat Man’ (‘hombre gordo’). Se calcula que, en conjunto –entre Hiroshima y Nagasaki- con una población de unos 645.000 habitantes, hubo cerca de 500.000 víctimas, de ellas, unas 300.000 mortales. Unas cifras realmente estremecedoras. Los aliados, estimaron sus pérdidas materiales –aunque esto, comparado con la pérdida de vidas humanas es algo absolutamente secundario- en unos 200.000 millones de dólares.

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Hoy, más de 50 años después de todo aquello, sobre todo en las zonas de Hiroshima y Nagasaki, sigue habiendo unos altísimos niveles de radiactividad, que… ¡siguen cobrándose vidas humanas!

Holocausto judío en Alemania (Auschwitz, etc.)…; guerra atómica contra Japón…; impunes genocidios en África…; interminable guerra entre Israel y Palestina…; aumento del armamentismo nuclear (Irán, India, Corea del Norte, etc.)… ¿Alguna vez, el mundo reaccionará a estás atroces, increíbles y dantescas calamidades, impropias decididamente de unas naciones que se proclaman civilizadas ?... Señor Dios, ¡que el mundo aprenda de una vez la lección! ¡líbranos de estas tremendas tragedias, de estos terroríficos e increíbles dramas que asolan a la Humanidad, y en los que pierden la vida decenas de millares de seres inocentes!...
                                                                                                                    
                                                         Escrito  por Raffaello                                                                                          14.12.2009

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